domingo, 27 de octubre de 2013

Ollanta Humala: crónica de un fracaso anunciado


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

A poco de cumplir la mitad de su mandato, es ya evidente el fracaso de Ollanta Humala en la conducción del país. Con la solitaria excepción de la Ley SERVIR, no ha emprendido la urgente reforma del Estado ni ha resuelto un solo problema, ni siquiera los más graves como la delincuencia y el estado calamitoso de los servicios públicos en educación y salud, tampoco le ha dado aliento a la infraestructura vial del país; es decir, las funciones básicas de cualquier Estado. Pero lo que es peor, ni aun los programas sociales que, según la mentalidad de Ollanta Humala, son "la niña de sus ojos" funcionan bien. Qali Warma es un experimento fallido que ya ha demostrado ser una bomba de tiempo, mientras Beca18 hizo agua al incorporar absurdamente a Cuba como destino de becarios.

Se supone que las becas son para enviar estudiantes a países del primer mundo. ¿A quién se le pudo ocurrir considerar a Cuba como destino para becarios? Solo a alguien que pone por delante los compromisos ideológicos y la fidelidad política con el espantoso modelo comunista de los hermanos Castro. Lo cual es una prueba evidente de la mentalidad que domina a Ollanta Humala. No nos olvidemos que Ollanta es uno de esos patéticos presidentes "democráticos" que viajaron a la isla prisión castrista para rendir pleitesía a los tiranosaurios que la oprimen hace 54 años.

Ya desde la campaña del 2011 advertimos insistentemente que Ollanta Humala era un candidato precario, un don nadie convertido en figura pública por los medios, un trepador improvisado que carecía de preparación y experiencia política y que sería un verdadero peligro como gobernante. Su Partido Nacionalista Peruano es un mamarracho armado ideológicamente con un velasquismo trasnochado, y que en los hechos no pasa de ser una pequeña empresa familiar de los Humala-Heredia formada como una aventura de locos. Para desgracia de los peruanos, la izquierda, esa plaga de zombies sobrevivientes de la hecatombe del comunismo mundial mezclada con terroristas reciclados, hizo de Ollanta Humala su candidato. Como ya se sabe, con tal de llegar al poder la izquierda es capaz de cualquier cosa.

Lo cierto es que Ollanta resultaba ser el peor de todos los candidatos importantes. No tenía preparación ni experiencia en cargo alguno y su fama se debía a un acto demencial y sospechoso cometido en Locumba, cuando siendo aun capitán se llevó con engaños a un grupo de reservistas adolescentes y acabó metiéndose a un campamento minero disparando tiros al aire, para luego llamar a RPP y dar un "mensaje a la nación" exigiendo la renuncia de Alberto Fujimori, en momentos en que ya este había convocado a elecciones. Desde entonces el perfil de Ollanta estaría muy próximo a la demencia junto a su hermano Antauro y a la de su padre, personajes dignos de una serie de televisión.

El apoyo masivo y multimillonario de la izquierda a Ollanta Humala no se limitó a la propaganda sino a la guerra sucia en contra de los demás candidatos. En esta guerra sucia se incluyó la alcaldesa de Lima Susana Villarán, encargada de demoler a Luis Castañeda desde el municipio. Luego los diarios chicha de izquierda, en especial La República, montaron falsos psicosociales como el de las "300 mil esterilizaciones forzadas" en contra de Keiko. A ello se sumó la histeria de los grupos de izquierda en las redes sociales y en sus marchas callejeras organizadas por colectivos cercanos a las hordas antisemitas nazis como "No a Keiko", el papelón de PPK en la TV visitando programas cómicos donde hacía el ridículo, etc. Todo eso ayudó a que Ollanta Humala pasara a la segunda vuelta.

Lo cierto es que la izquierda pensaba tener a Ollanta Humala como tonto útil. Le prestaron el mamotreto actualizado de "La Gran Transformación" como plan de gobierno, pero era evidente que Ollanta lo ignoraba por completo. Su discurso de campaña giró en torno al ofrecimiento de programas sociales y a la consabida monserga contra los "gobiernos tradicionales" y los "grupos de poder". Una vez en la segunda vuelta tuvo que apelar a una serie de ridículas demostraciones de bondad, garantizando que no era el lobo rojo que muchos señalaban. El apoyo de una serie de "liberales" que utilizan el antifujimorismo como bandera de su amor por la democracia, acabó por convertir a Ollanta en el candidato preferido. Para completar el show, el propio Mario Vargas Llosa le echó la bendición asegurando que el mayor de los peligros sería el retorno de la "mafia fujimorista". La sabiduría del nobel indicó que era preferible entregar el país a la lobera de la izquierda chavista antes que al fujimorismo.

Pese al respaldo de tirios y troyanos Ollanta Humala ganó apenas por 400 mil votos a Keiko Fujimori. La era nacionalista se inició con la ridícula juramentación por "el espíritu de la Constitución de 1979", que más allá de la retórica estúpida nadie supo nunca qué significaba. Sin embargo encendió las alarmas. ¿Qué clase de gobernante sería quien desconocía la Constitución vigente? El "ideario" del Partido Nacionalista Peruano de Ollanta Humala dice hasta el día de hoy cosas como esta:

"El Perú no tiene una Constitución legítima ni legal sino de hecho. Lo que existe es un ordenamiento jurídico organizado al servicio de los grupos de poder económico de dentro y de fuera. Su fuerza fue y es tan desmesurada que consiguieron bloquear la tímida transición democrática, capturaron las instituciones claves y construyeron una clase política a la medida de sus ambiciones e intereses. Todo ello, fortunas y privilegios obtenidos ilegítimamente desde la “cloaca” de la dictadura de los 90’."

La cháchara barata del ideario nacionalista llama en todo momento "Constitución delincuencial" a la actual Constitución del Perú y clama por una nueva Constitución. Es cierto que ese fue uno de los planteamientos de Ollanta Humala al inicio de campaña, pero tuvo que guardarlo en el cajón al pasar a la segunda vuelta, luego de sus alianzas con los grupos de derecha. Más allá del show de la juramentación no ha mostrado signos serios de querer cambiar la Constitución, por lo menos hasta hoy.

Una de las actuaciones iniciales más desopilantes de Ollanta Humala fue el montaje de un mamarracho burocrático al que llamó el "Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana y Política de Lucha contra la Criminalidad" instalado en el propio Palacio de Gobierno con la cobertura de los medios en vivo y en directo. Ollanta dijo en dicha ocasión que él mismo se pondría al frente de la lucha contra la delincuencia para revertir la falta de liderazgo que había en esta tarea esencial del Estado. Sus palabras fueron: "Ya es momento de que los ciudadanos del Perú dejemos de pensar que esto no lo arregla nadie; en ese sentido el Presidente ha dado instrucciones muy precisas de que se debe acabar con estos focos delictivos".

La mentalidad de este comandante en retiro es una variante del militarismo bolivariano de Hugo Chávez, una fórmula cercana a la estupidez que los lleva a creer que basta montar una oficina burocrática de nombre pomposo y rimbombante, así como dar "instrucciones precisas" a sus subordinados para que todos los problemas queden resueltos por la mágica acción de una burocracia dorada. Esta fórmula es la que ha conducido a Venezuela a la peor crisis de su historia. En el Perú pudimos ver en directo la crisis y el fracaso de este horripilante esperpento burocrático montado por Ollanta Humala que no pasó de sesionar más de 3 veces sin resolver nada. Ollanta creyó que bastaba girar el rostro y decirle a su ministro, al mejor estilo de Hugo Chávez, "señor ministro, resuélvame esto de inmediato". 

Pero el Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana no fue el único esperpento que montó. Apenas inició su gobierno, Ollanta incrementó la ya pesada burocracia estatal con su soñado Ministerio de la Inclusión Social, un bodrio encargado de montar los programas sociales ofrecidos en campaña. Sin embargo, algunos de estos programas están dando malos resultados. Luego, cuando Ollanta tuvo que enfrentarse con los antimineros no dudó en crear otro adefesio burocrático llamado esta vez "Oficina Nacional del Diálogo y la Sostenibilidad", el cual tampoco sirvió para resolver nada. Los antimineros siguen en la brega y proyectos importantes como Conga y Tía María están detenidos. La estrategia política de Ollanta ha sido quitar el cuerpo y aducir que el asunto ya está en manos de las empresas.

Tras dos años de gobierno la inseguridad ciudadana ha crecido. La incapacidad instalada en el Ministerio del Interior es escalofriante. Los presos se escapan y se dan el lujo de asesinar al director de un penal que tuvo el valor de requisar celulares. Pero lo más grave de todo es que Ollanta Humala ha decidido quitarle el cuerpo al problema. Acaba de asegurar que este no es su problema, que es un tema que tiene varios años y que su gobierno ha cumplido con aumentarle el sueldo a los policías y comprarle equipos. Parece que más allá de eso no tiene nada en mente. Y es grave porque la delincuencia no es broma. 

La aprobación del presidente está llegando al 24% de bajada y un 77% cree que la delincuencia es el principal problema. El crecimiento del país no se ha detenido pero se ha frenado. La burocracia ha aumentado pese a los esfuerzos de algunos ministros por reducir los trámites. Nuevos ministerios como el del ambiente y el de cultura han significado mayores vallas que retardan los proyectos. La falta de liderazgo es patente, más aun cuando se percibe a la primera dama como la de mayor carácter en el equipo. Ya para nadie es un secreto que Nadine Heredia es parte del equipo de gobierno, es la que pone y quita ministros y quien aprueba la agenda del gabinete. A tanto llegó su protagonismo que despertó las suspicacias de la prensa y los temores de los políticos. Arrinconada por ambos tuvo que renunciar a sus ambiciones, por lo menos de palabra.

Así pues, a un paso de cumplir la mitad de su mandato lo que se observa es un Ollanta Humala desgastado, sin brújula, aturdido, pasmado en el desconcierto de no saber qué programa emprender. Consciente de su fracaso en todas las áreas ha dicho muy orondo que todo lo que le interesa son sus programas sociales. El gobierno emplea hasta el hartazgo la consigna "inclusión social", que traducido al lenguaje práctico significa asistencialismo y paternalismo estatal. Son programas copiados de otros países por sus asesores de campaña y que han sido el caballito de batalla político del régimen. Sin embargo ya han empezado a surgir problemas como los ya señalados en Beca18 y Qali Warma, además de las tempranas filtraciones detectadas en Pensión65. Como ya es sabido, la filantropía en manos de una burocracia indolente y corrupta no es la mejor idea.

El futuro que le espera a Ollanta Humala no es fácil. Ya sin ideas se ha convertido en un militar sin municiones. Para colmo ha decidido depender de un gabinete bastante modesto, dirigido por un abogado sin brillo que muestra por todo perfil ser "experto en derechos humanos". A menos que ocurra algo dramático no parece que el tramo final de este gobierno pudiera ser mejor de lo que se ha visto. La gente ya empieza a pensar en el próximo gobernante. No sería raro que aparezcan voces exigiendo adelanto de elecciones.

2 comentarios:

  1. OLLANTA HUMALA ESTA EN PELIGRO DE PERDER SU INSCRIPCION A ESTAS ALTURAS MAS PREOCUPADO ESTA EN COMO VA SALIR DEL PODER LO MENOS FREGADO POSIBLE... ES IMPRECINDIBLE Q SE DEBATA YA LA NUEVA LEY DE DE ELECIONES Q PONDRA EN LA PICOTA ALAS ALIANZAS Y LEVANTARA LA VALLA ELECTORAL QUE SERA LA TUMBA DE MUCHOS PARTIDOS....

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  2. seguro que keiko fujimory y su mentores del liberalismo chicha limeño nos conducirian al pais de primer mundo..un analisis de minusvalidos mentales que abundan en la "alta suciedad limeña", y son los tipicos mediocres que estan contentos con que los fujimoris o los apristas roben a sus anchas, con tal que ellos depreden y saqueen a gusto el pais...alli sus candidatos tanto del apra como del fujimontesinismo son modelos a repetir son modelos perfectos, inmaculados...porque candidatos naturales del liberalismo no tienen por que la DBA es ignorante y sin ideologia mas que las ganancias...y nunca llegaran al poder con candidato propio..eso lo saben...y ollanta el vapuleado aun continua sirviendole y dandole grandes ganancias a sus corporaciones(mineras, telefonica , gas, luz) de los neoliberales intocables.. ahora llorisquean porque quieren mas ganancia y eso no es por culpa de ollanta, es mas bien sus escasa capacidad de saber realizar negocios competitivos y con valor agregado...

    Peter Perez K

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